¿Qué es una economía de guerra?
La economía de guerra es la organización de la capacidad productiva y distributiva de un país durante un período de conflicto. Una economía de guerra debe realizar cambios sustanciales en su producción de consumo para satisfacer las necesidades de producción de defensa. En una economía de guerra, los gobiernos deben elegir con mucho cuidado cómo asignar los recursos de su país para lograr la victoria militar y al mismo tiempo satisfacer las demandas vitales de los consumidores nacionales.
Puntos clave
- La economía de guerra se refiere a la economía de un país en guerra.
- Los gobiernos en una economía de guerra deben decidir cómo asignar los recursos para satisfacer sus necesidades de defensa.
- Las economías de guerra generalmente usan dólares de impuestos para gastos de defensa.
- Las economías de guerra a menudo son responsables de los avances industriales, tecnológicos y médicos debido a la presión para crear mejores productos a menor costo.
Entendiendo la economía de guerra
La economía de guerra se refiere a la economía de un país en guerra. Una economía de guerra prioriza la producción de bienes y servicios que respaldan el esfuerzo bélico al mismo tiempo que busca fortalecer la economía en su conjunto.
Durante tiempos de conflicto, los gobiernos pueden tomar medidas para priorizar el gasto en defensa y seguridad nacional, incluido el racionamiento, en el que el gobierno controla la distribución de bienes y servicios, así como la asignación de recursos. En tiempos de guerra, cada país aborda la reconfiguración de su economía de manera diferente, y algunos gobiernos pueden priorizar determinadas formas de gasto sobre otras.
Para un país con una economía de guerra, los dólares de los impuestos se utilizan principalmente para la defensa. Del mismo modo, si el país pide prestado grandes sumas de dinero, esos fondos pueden destinarse principalmente a mantener el ejército y satisfacer las necesidades de seguridad nacional. Por el contrario, en países sin tales conflictos, los ingresos fiscales y el dinero prestado se pueden utilizar para mejorar la infraestructura y los programas nacionales, como la educación.
Las economías de guerra a menudo existen por necesidad cuando un país siente que debe hacer de la defensa nacional una prioridad. Las economías de guerra a menudo demuestran mayores avances industriales, tecnológicos y médicos porque compiten y, por lo tanto, están bajo presión para crear mejores productos de defensa a menor costo. Sin embargo, debido a esta concentración, los países con economías de guerra también pueden experimentar una disminución en el desarrollo y la producción internos.
Ejemplo de economía de guerra
Todos los miembros principales tanto del Eje como de las Potencias Aliadas tuvieron economías de guerra durante la Segunda Guerra Mundial. Estos incluían países como Estados Unidos, Japón y Alemania. La fortaleza económica de Estados Unidos fue un pilar vital que permitió a los Aliados recibir el dinero y el equipo necesarios para derrotar a las potencias del Eje.
El gobierno de EE. UU. cambió a una economía de guerra después del ataque japonés a Pearl Harbor, aumentando los impuestos y emitiendo bonos de guerra para ayudar a financiar el esfuerzo bélico. La Junta de Producción de Guerra (WPB) se formó para asignar recursos al esfuerzo de guerra, incluidos cobre, caucho y petróleo, otorgar contratos de defensa a intereses corporativos civiles e incentivar la producción militar entre empresarios civiles. Se sabe que las mujeres en los Estados Unidos han participado en la economía de guerra tomando trabajos de fabricación militar y otros puestos que antes ocupaban hombres, muchos de los cuales se habían unido al ejército.
Consideraciones Especiales
Debido a que las guerras a veces pueden tener el efecto de acelerar el progreso tecnológico y médico, la economía de un país puede fortalecerse mucho después de la guerra, como fue el caso de los Estados Unidos después de la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, algunos economistas argumentan que la naturaleza derrochadora del gasto militar en última instancia obstaculiza el progreso tecnológico y económico.